Si don Álvaro llevase el ánimo desembarazado de las angustias y sinsabores que de algún tiempo atrás acibaraban sus horas, hubiera admirado sin duda aquel paisaje que tantas veces había cautivado dulcemente sus sentidos en días más alegres; pero ahora su único deseo era llegar pronto al castillo de Cornatel y hablar con el comendador Saldaña, su alcaide.
Por fin, torciendo a la izquierda y entrando en una encañada profunda y barrancosa por cuyo fondo corría un riachuelo, se le presentó en la cresta de la montaña la mole del castillo iluminada ya por los rayos del sol, mientras los precipicios de alrededor estaban todavía oscuros y cubiertos de vapores. Paseábase un centinela por entre las almenas, y sus armas despedían a cada paso vivos resplandores.
Difícilmente se puede imaginar mudanza más repentina que la que experimenta el viajero entrando en esta profunda garganta: la naturaleza de este sitio es áspera y montaraz, y el castillo mismo cuyas murallas se recortan sobre el fondo del cielo parece una estrecha atalaya entre los enormes peñascos que le cercan y al lado de los cerros que le dominan. Aunque el foso se ha cegado y los aposentos interiores se han desplomado con el peso de los años, el esqueleto del castillo todavía se mantienen en pie y ofrece el mismo espectáculo que entonces ofrecía visto de lejos.
El Señor de Bembibre - Capítulo X
de Enrique Gil y Carrasco
Visto en: Castillo de Cornatel - Priaranza del Bierzo
Cornatel, arrogante todavía, encaramado en los más alto de la roca, parece proclamar a los cuatro vientos su gloria pasada. Escondido en los confines del Bierzo su recia arquitectura resiste gallardamente el paso de los años cobijando, muros adentro, todo un tesoro de historia y leyenda que cautiva al instante.
Quiza fundado por romanos, vio pasar a en sus más de nueve siglos de historia a señores feudales, damas nobles, Caballeros Templarios, envueltos en gestas heroicas, ambiciones políticas y románticas historias de amor rodea de intriga y misterio.
Incluso tras su decadencia en el XIX florecieron las leyendas sobre tesoros enterrados que incluso ubicaban aqui al Santo Grial. Por ello los cazatesoros no dejaron de buscar y, quien sabe si, quizá, aún hoy, de vez en cuando, se les vea por allí. ;)
--> más sobre el Castillo y su historia en:
- la Web de la Asociacion de Amigos del Castillo de Cornatel y su entorno
- Turismo enxebre - El castillo de Cornatel
BSO: The Celtic Spirit - Tuamgrainey Castle
Es imperdonable... tengo el Señor de Bembibre coleccionado por una tía mía por fascículos en una revista hace mas años de los que yo tengo... y no lo he leído.
ResponderEliminarUn viejo arrugado y petrificado, con demasiadas huellas en la piel.
ResponderEliminarUn saludo.
El contrapunto de los restos, el verde de los arbustos y el cielo encapotado hacen del conjunto una virguería. Y si ya se añade la música...
ResponderEliminarPor cierto, me pasa como a Logio: andeandará que tengo El Señor de Bembibre por casa y nunca lo leí.
Salu2
Yo tampoco me he leído el señor de Bembibre pero no descarto ir, como ahora, acompañando mis frecuentes visitas por su territorio con lecturas del mismo.
ResponderEliminarEl sitio es digno de visita y si se coincide con la presencia de los Caballeros de Ulver ataviados al efecto se redondea la experiencia
Pondré por flickr alguna foto más
Qué buena la foto. Me encanta!
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