Recomiendo al lector la consulta de las dos entradas anteriores (esta y esta) para poder paladear adecuadamente el artículo escrito en 1926 por el genial y agudo Wenceslao Fernández-Florez:
Dice así:
Cerca de la playa de Riazor se alza el Monte de San Pedro. El monte de San Pedro es uno de los mas ociosos que puede haber en el mundo. Nunca sirvio para nada; ni para alimentar un pino ni para sostener una casa. Cuando yo estudiaba Historia Natural, ibamos alIi algunos camaradas a buscar minerales, y, si encontrabamos un cristal de cuarzo o un trocito de mica, nos parecia haber descubierto el Potosí. Más tarde, los boy-scouts escalaron mas de una vez las laderas del San Pedro, obligados por su atrevida divisa, que les manda ir "siempre adelante" dos o tres horas cada domingo de verano. Y bien podria decirse que no tiene otra historia el monte de San Pedro. Durante muchos siglos, los coruñeses hemos creido que estaba aquí para caracterizar -con su silueta un poco parecida a la de un gorro de la Legión- las fotografías de La Coruña, a la manera que el Corcovado delata a Rio Janeiro y el Vesubio revela a Napoles. Entonces el monte de San Pedro tenía esa importancia episódica y prescindible- de un lunar o una verruga en un rostro humano; un simple valor de identificacion. La escasa tierra vegetal que lo abriga apenas produce raquiticas y espinosas matas de tojo, la piedra que pudiera extraerse de él es humeda y verdosa; no alcanza la altura precisa para tentar a los alpinistas, y sus vertientes -que casi son derrumbaderos- hacen imposible que dirijan allí sus pasos esas personas de bucólico corazón que gustan de comer tortillas de patata en el campo.
Marché de La Coruña, hace diez o doce años, convencido de que el monte de San Pedro nunca llegaría a nada. Hace unos días, el Sr. Casás excelente alcalde de la capital gallega, me dijo:
-Hemos pensado instalar un restaurante en la cumbre...
Y vi claramente que éste era el destino del monte de San Pedro; tan claramente, que me extrañé de no haberlo adivinado antes. San Pedro está aquí, como Igueldo en San Sebastián o Archanda en Bilbao, para que lo coronen con un restaurante. Si nunca produjo nada, fue para no torcer su destino; si sus laderas son tan pendientes, es para dar pretexto a ese funicular que adorna a todos los montes distinguidos que joroban la tierra. He intentado explicar en mis anteriores artículos cuántos y cuáles eran los dones de La Coruña como ciudad veraniega. Faltaba éste para completar el cuadro. Pues helo aquí. Evoco la mole del San Pedro, me digo:
-Pero, en verdad, ¿para qué otra cosa podía servir? Si basta mirarle... ! Es seguro o que cuando, en una de sus convulsiones, la Tierra parió este promontorio habrá exclamado, con la voz ronca de un terremoto: "¡Para el turismo!"
Este monte estuvo, aquí desde el comienzo de las edades para que un día se constituyese una agrupación llamada Sociedad Anónima del Casino y del Funicular del Monte San Pedro, y llevase a la cumbre cemento, hierro, piedra y madera, y camareros y un jazz-band. Este monte nació para servir filetes de lenguado y fricandós; y para sentir en su lomo las leves cosquillas de los pies de los bailarines.
-Pero - continúa el Sr. Casás - es imposible. Parece ser que el ramo de Guerra, va a artillarlo.
¡Artillarlo! Es desgarrador. No quiero ocultar que sentí pena. Tener siglos y siglos aquí, a la puerta de casa, un monte ocioso un monte del que nos e esperaba nada bueno, y, cuando se descubre su excepcional utilidad, cuando va a dedicarse a un trabajo provechoso para, la gran familia coruñesa, resulta que entra en, quintas; deja a, un lado el frac del camarero y la casaca roja del zíngaro y se echa -al hombro un cañón. ¡Qué lástima!
Me han dicho que este monte tiene que defender otro monte que está no sé en dónde y que necesita de él. Compromisos que - tienen los montes, y, que yo no entiendo bien. No he de oponer nada. Antes del servicio obligatorio, yo pediría que el Monte de San Pedro fuese admitido, como coruñés, por la Fundación Amboage. Ahora,... si le llegó su momento de servir al Rey... , vaya con Dios. Ante todo hay que ser patriota. Pero el disculpable interés que siento por mi pueblo natal me inclina a proponer esta idea: ¿por qué no se hace que ese monte militar sea un monte de cuota?¿No podía, durante la licencia estival, descorchar Champaña y sembrar, durante el resto del año, el terror con sus disparos entre los bancos de sardinas que cruzasen el mar?¿Por qué no se intenta esta fórmula?¿Es que no hay precedentes?
Wenceslao Fernández-Flórez
La Coruña.
ABC 17/9/1926 págs 3-4
La Coruña.
ABC 17/9/1926 págs 3-4
Visto en: Monte de San Pedro visto desde la Domus
Ochenta años después, pese a los cañones, hay restaurante en la cima y funicular...
BSO: Dr. Jazz - Jelly Roll Morton and his Red Hot Peppers (1926)
Ochenta años después, pese a los cañones, hay restaurante en la cima y funicular...
...solo falta la Jazz Band
BSO: Dr. Jazz - Jelly Roll Morton and his Red Hot Peppers (1926)
Como punto y final de esta visita guiada al Monte de San Pedro, no has podido elegir un mejor cronista de La Coruña que el ilustre Fernández Flórez, gran conocedor de la ciudad herculina y de sus alrededores.
ResponderEliminarComo coruñesa, te doy las gracias en nombre de los que siempre nos hemos sentido orgullosos de esta ciudad y Logan, que la ha adoptado como su segunda patria, te da las gracias también en su nombre.
Un abrazo.
PD.- Esa imagen con ese cielo tan gallego es preciosa.
La música con ese estupendo jazz del viejo Orleans, magnífica.
Pues yo me quedo con el pirata oteando el horizonte.
ResponderEliminarJelly Roll Morton -todo un personaje- puso en sus tarjetas de visita, como oficio, "Inventor del Jazz". Exageraba, claro, pero no demasiado. Y Fernández Florez... tenía esa prosa tan fácil y tan fluida que "lees" la retranca entre líneas.
ResponderEliminarGenial
Fernandez Florez era un genio! Y lo que veo es que mi cámara debe de funcionar mal! Bueno la realidad es que soy muy torpe nunca he sido capaz de hacer un contraluz como ese. Bueno en la próxima vida
ResponderEliminarTe la compro, te la compro, te la compro!!! :p
ResponderEliminarAunque... igual no va a ser la camara sola... y es por quien está detrás... uy!
Esta vez no pienso meter la pata ;)
Y... yo tengo que ir ahí. Trazaré planes... si.
Pues con esa descripción tan desalentadora se parece a los montes de Fuerteventura.
ResponderEliminarUn saludo.
El niño que se perfila contra el... parece precioso. Enhorabuena, Amio.
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