Lo encontrará, el viajero, en un recóndito rincón de la Ciudad Vieja de Estocolmo, en la pequeña plazuela nacida tras la demolición de una casa en los sesenta, junto a dos edificios donde antiguamente se jugaba a la pelota.
Tendrá que mirar con detalle, ya que su escaso palmo de altura puede hacer que pase desapercibido, al ojo novato, junto al único arbolillo de la plaza. Sin embargo, el pequeño tamaño que le dió su creador, Liss Eriksson, no hace más que engrandecerlo. Su sencillez hace que sea suyo el espacio del resto de la plaza.
Preguntando, el viajero sabrá que los vecinos lo llaman Olle pero que su verdadero nombre es Pojke som tittar på månen (Niño mirando a la Luna) aunque responde también por Järnpojken (Niño de Hierro/Iron Boy).
El niño permanece sentado, con los brazos rodeando sus rodillas, en su camita mientras contempla la luna. El viajero, creerá ver una sonrisa soñadora, en su cara metálica sin faccciones.
Los que tienen la fortuna de llegar a él, bien por buscarlo, o bien por no hacerlo, suelen frotar su cabecita, o dejar junto a él monedas pequeñas y chucherías. En invierno, sus vecinos, para evitar que pase frío, le tejen bufandas y gorritos de lana.
El viajero, tras fotografiarlo, tocará su cabeza y esbozando una tímida despedida saldrá de la placita cruzando una cancela de hierro.
Tendrá que mirar con detalle, ya que su escaso palmo de altura puede hacer que pase desapercibido, al ojo novato, junto al único arbolillo de la plaza. Sin embargo, el pequeño tamaño que le dió su creador, Liss Eriksson, no hace más que engrandecerlo. Su sencillez hace que sea suyo el espacio del resto de la plaza.
Preguntando, el viajero sabrá que los vecinos lo llaman Olle pero que su verdadero nombre es Pojke som tittar på månen (Niño mirando a la Luna) aunque responde también por Järnpojken (Niño de Hierro/Iron Boy).
El niño permanece sentado, con los brazos rodeando sus rodillas, en su camita mientras contempla la luna. El viajero, creerá ver una sonrisa soñadora, en su cara metálica sin faccciones.
Los que tienen la fortuna de llegar a él, bien por buscarlo, o bien por no hacerlo, suelen frotar su cabecita, o dejar junto a él monedas pequeñas y chucherías. En invierno, sus vecinos, para evitar que pase frío, le tejen bufandas y gorritos de lana.
El viajero, tras fotografiarlo, tocará su cabeza y esbozando una tímida despedida saldrá de la placita cruzando una cancela de hierro.
Visto en: Bollhustäppan - Gamla Stan - Estocolmo - Suecia
BSO: Boy with a Coin - Iron and Wine
A boy with a coin he found in the weeds With bullets and pages of trade magazines Close to a car that flipped on the turn When God left the ground to circle the world A girl with a bird she found in the snow Then flew up her gown and that’s how she knows That God made her eyes for crying at birth Then left the ground to circle the Earth A boy with a coin he crammed in his jeans Then making a wish he tossed in the sea Walked to a town that all of us burn When God left the ground to circle the world | Un niño con una moneda que encontró en la hierba con balas y páginas de folletos comerciales Cerca de un coche que volcó en la curva cuando Dios emprendió el vuelo para dar la vuelta al mundo Una niña con un pájaro que encontró en la nieve Cuando voló desde su camisón fue como supo que Dios hizo sus ojos para llorar al nacer Luego emprendió el vuelo para dar la vuelta al mundo Un niño con una moneda que metió en sus vaqueros luego, pidiendo un deseo, la lanzó al mar, caminó hasta una ciudad que todo nosotros quemamos cuando Dios emprendió el vuelo para dar la vuelta al mundo |
A mi me recuerda esto
ResponderEliminarMaravilloso relato.
ResponderEliminarMe emocionó... debe ser que soy un tipo muy sensible al arte y a este tipo de historias .
Realmente me gustaría visitar el lugar en invierno y ver lo que comentás.
Saludos.
Que exposición mas encantadora, así todo mundo se anima a visitar la placita y el niño.
ResponderEliminarUn saludo.
Aun no habia podido leer... los niños miran a la luna esperando encontrar su sueño, soñar, soñar, que bueno poder soñar con caballos que vuelan, con barcos de piratas, con dragones que escupen fuego...
ResponderEliminarOlle, es, tan pequeño...
Sí, es tan pequeño.
ResponderEliminarY tu entrada tan bonita.
Gracias, Amio. He tenido un día de rabia y profunda tristeza. Y tu entrada ha contribuido a disiparlas. Mientras la leía y veía las fotos, oía las variaciones Golberg de Bach en Camino de Música, después de responder a los comentarios que me han regalado en mi blog hoy Merce y Anabel. Y, como por ensalmo, me he llenado de ternura y de alegría.
Ahora oiré la canción que has seleccionado.
Que la vida y el mar te sonrían.
Dulces sueños.
Que nos sonrían a todas y a todos quienes pasamos por este blog.
ResponderEliminarGracias a tod@s. ;-)
ResponderEliminarGracias, Amio.
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