(...) a diferencia de las demás procesiones, que se anuncian con estruendo sonoro de músicas militares, redobles de tambor y choque de herrados cascos de caballos sobre las anchas losas del pavimento, esta de la Soledad va tan muda, en silencio tan profundo, que el pueblo la ha bautizado con el expresivo nombre de procesión de los calladitos. Diríase que un tierno respeto a la desolación y al abandono de la Virgen, un recelo de turbar mi triste ensimismamiento, han presidido a la idea de esta procesión bella y singular, que es -a su manera- obra de arte.
(...) venían las primeras las hermanas de las cofradías de los Dolores, la Soledad y la Orden Tercera: gente humilde y artesana, llena de fe, vestida de hábito o de lana gruesa, con el escapulario muy a la vista, descollando sobre la espalda y el pecho. A estas devotas -entre las cuales se contaban muchas encorvadas vejezuelas, muchas mozas de rostro feo y vulgar- los grupos de las bocacalles nada las decían, o las despachaban con burletas irónicas y mordaces, con ronquidos de fingida codicia voluptuosa. El tiroteo empezaba al primer traje de seda, a la primer mantilla garbosamente prendida y llevada. Estas se habían replegado a retaguardia, muy cerca de la Virgen y alrededor de la Generala, que presidía la procesión; y eran todas o casi todas las señoras de algún viso de Marineda, las que no tenían el marido republicano intransigente y poseían un pinto de gro y un rebozo de encaje. Fantástica impresión producía el verlas avanzar sosteniendo el cirio con la mano enguantada, y divisar los rostros iluminados por aquella luz intermitente, que arrancaba a veces mi destello al broche de diamantes con que se sujetaba la mantilla o descubría de improviso la blancura de una garganta, el rosicler de una boca, el coquetón y estrecho calzado que aprisionaba un pie diminuto.
Ya, a lo lejos, erguida en el aire, oscilando ligeramente -no más de lo preciso para dar a su misteriosa figura apariencia de vida real-, se divisaba la venerada efigie, la Virgen del Dolor. Luengos lutos negros, arrastrando y rebosando de las andas, envolvían a la Madre de Cristo. Una sola espada, aguda y reluciente, se hincaba en su afligido corazón. Sobre el pecho se cruzaban sus manos delicadas y amarillas, como reprimiendo la ola de lágrimas que quería desbordarse. Era conmovedora aquella imagen pobremente vestida, sin adornos, sin bordados, sin joyas, sin más que dos gotas de llanto que al desprenderse de los ojos brillaban sobre la surcada mejilla.
El silencio absoluto hacía más extraña la aparición, más temerosa la doble fila de enlutadas mujeres por cima las cuales se cernía otra mujer, llorando, con el corazón partido. Sin duda el efecto de la procesión consistía en que mientras las mujeres vivas, por su mutismo y su compostura, parecían imágenes, la imagen, vestida como las que la escoltaban, parecía mujer de carne y hueso
Emilia Pardo Bazán - Doña Milagros - Capítulo XVIII
BSO: Marcha Procesional - Milladoiro
¡Vaya prosa tenía la Bazán! Me encanta lo bien que en Galicia se usan los diminutivos sin parecer Flanders.
ResponderEliminarGrandísimos, Milladoiro
Los diminutivos de Ned Flanders, ja, ja... Nada que ver, claro.
ResponderEliminar¡Ah, la música gallega...!
Tenía yo curiosidad por saber que música le pondrías a esta entrada.
ResponderEliminar¿Los calladitos... doña Emilia?
uupsss milla... doiro!!! :)
ResponderEliminarjejeje callandito, callandito.
menos mal que eran "caladiños" y no "paseniños" :)
los piropos te los dejo del otro lado.
Estas son las procesiones que nos describe mi padre cuando nos ve de juerga en Viernes Santo.
ResponderEliminarGrande Dª Emilia, es tan pacentera su lectura...
Con Milladoiro has quedado como un campeón.
Besucos.
El realismo de la Condesa, con esa inigualable narrativa que tantas veces puso en el ojo del huracán a la sociedad de su tiempo.
ResponderEliminarSigue existiendo "A procesión dos caladiños"
Un abrazo.
gracias a todos
ResponderEliminarsi la prosa de Doña Emilia es magnifica. Aún asi me rechina lo de "los calladitos", siempre conocí esas procesiones como "os caladiños"..
Milladoiro es siempre garantía.