Regéntala, como dueño de ella, un buen hombre que jamás se enfada ni se apresura.
Vive de lo que vende, que es tanto como decir que vive de milagro; pues allí nunca se vende nada, y siempre se ven en tablas y escaparates los mismos objetos, descoloridos y ajados por el tiempo; siendo muy de notar, como fenómeno curioso, que rara vez un comprador pide cosa que en la tienda exista, pero que debiera existir, a juzgar por la índole de las mercancías que están a la vista, y con las cuales cree el tendero, sin duda alguna, que hay hasta de sobra para satisfacer todos los antojos del público.
Así se dan muy a menudo casos como el siguiente
-¿Tiene usted tachuelas? -pregunta un marchante acercándose al empolvado mostrador.
-¿Tachuelas? -repite el tendero poniéndose a meditar-. Precisamente tachuelas, no; pero tengo otra cosa que puede convenirle a usted más.
-¿Clavillos, quizá?
-No, señor: clavos romanos.
-¿Y qué es eso?
-Hombre, clavos romanos... son éstos. Vea usted, para sujetar las cortinas y formar pabellones. Un palmo tienen de cabeza, ¡qué hermosos!
-¡Pero si yo quiero tachuelas!
-Pues de eso no tengo ahora.
Y así hasta el infinito.
Alguna vez, muy rara, hay en la tienda lo que pide el comprador; pero precisamente en tales casos se halla el tendero entretenido en oír lo que cuentan o discuten sus tertulianos; y por no perder una sílaba del relato o de la disputa.
-¡No tengo! -responde con desabrimiento y sin volver la cara.
Por eso digo yo que no sé cómo vive este buen hombre, que sólo vive de lo que vende.
Vive de lo que vende, que es tanto como decir que vive de milagro; pues allí nunca se vende nada, y siempre se ven en tablas y escaparates los mismos objetos, descoloridos y ajados por el tiempo; siendo muy de notar, como fenómeno curioso, que rara vez un comprador pide cosa que en la tienda exista, pero que debiera existir, a juzgar por la índole de las mercancías que están a la vista, y con las cuales cree el tendero, sin duda alguna, que hay hasta de sobra para satisfacer todos los antojos del público.
Así se dan muy a menudo casos como el siguiente
-¿Tiene usted tachuelas? -pregunta un marchante acercándose al empolvado mostrador.
-¿Tachuelas? -repite el tendero poniéndose a meditar-. Precisamente tachuelas, no; pero tengo otra cosa que puede convenirle a usted más.
-¿Clavillos, quizá?
-No, señor: clavos romanos.
-¿Y qué es eso?
-Hombre, clavos romanos... son éstos. Vea usted, para sujetar las cortinas y formar pabellones. Un palmo tienen de cabeza, ¡qué hermosos!
-¡Pero si yo quiero tachuelas!
-Pues de eso no tengo ahora.
Y así hasta el infinito.
Alguna vez, muy rara, hay en la tienda lo que pide el comprador; pero precisamente en tales casos se halla el tendero entretenido en oír lo que cuentan o discuten sus tertulianos; y por no perder una sílaba del relato o de la disputa.
-¡No tengo! -responde con desabrimiento y sin volver la cara.
Por eso digo yo que no sé cómo vive este buen hombre, que sólo vive de lo que vende.
El buey suelto: Jornada III de José María de Pereda
Visto en: Tienda en Gamla Stan - ciudad vieja de Estocolmo
BSO: Down on the corner - Abajo en la esquina - La incomparable Creedence
¡Preciosa tienda! En mi tierra tenemos una parecida: http://farm4.static.flickr.com/3314/3284934891_c947d5a4d8.jpg
ResponderEliminarSaludos
Pd. Por Siempre Credence
Un verdadero milagro.
ResponderEliminarUn saludo.
Yo tambien conozco una "tienda-blog", dice su dueño, que es de "todo a cien". Puedes encontrar cosas sorprendentes en su interior, desde trozos de grandes novelas de ilustres escritores, pasando por una magnifica exquisitez musical que melancolicamente en muchas ocasiones te traspasa la memoria y puedes llegar a imaginar un vinilo dando vueltas cargado de grandes musicos y selectos estilos que han surcado con sus notas momentos de nuestra historia y otras historias, tambien en sus estantes de "todo a cien" hay bellas imagenes para y de la historia, e historias de la historia... Hasta incluso un "Departamento de Estudios Inutiles" en el que por muy poco dinero (Todo a Cien) te puedes llevar unas gratas, agradables y divertidas sorpresas, con unos estudios sorprendentes de politica, economia...
ResponderEliminarVamos! que mejor tienda "De todo a Cien" en la que su tendero, no venderá mucho, pero todo el que entra sale con una sonrisa y ha pasado un agradable momento.
;)
Non pagara hipoteca.
ResponderEliminarSaúdos
Maravillosas tiendas, que tienen de todo, menos lo que andas buscando. Y, después de todo, José Mª de Pereda no era tan malo como decía mi viejo profesor de literatura Víctor García de La Concha.
ResponderEliminar@Xibeliuss entrañables colmados. Si, por siempre.
ResponderEliminar@Dean Un verdadero misterio
@Merce no se que decir a eso. de verdad.
@BRABIDO podes apostar a que non
@Juan Nadie va a ser que no era tan malo, al menos en pequeñas dosis...