lunes, junio 01, 2009

Vasa: el más admirado de los fracasos

Alrededor de 1620, Suecia se encontraba en guerra con Polonia dentro del creciente conflicto de la Guerra de los Treinta Años. Para combatir a Segismundo, rey de Polonia, primo suyo y regente destronado de Suecia por practicar el catolicismo, el rey Gustavo Adolfo II de Suecia ordenó reforzar la armada sueca con el navío de guerra más poderoso jamás construido: el Vasa.

La construcción del Vasa, supervisada por dos afamados maestros carpinteros de ribera holandeses, los hermanos Hendrik y Arendt Hybertsson, duró unos dos años. El barco, de tres palos, podía llevar hasta diez velas, que desplegadas sumarían 1.150 m². Medía 52 metros de la punta del palo mayor a la quilla y 69 metros de proa a popa, y pesaba 1200 toneladas. El buque estaba armado de 64 cañones (preparados para lanzar proyectiles de más de 11 kilos). El Vasa estaba pensado para albergar ciento treinta marineros y casi trescientos soldados. Su majestuosa estampa se acentuaba por el colorido de las numerosas tallas que cubrían buena parte del navío.

10 de agosto de 1628: el Vasa es botado para navegar partiendo de Estocolmo. Se elevan cuatro velas y se dispara el saludo con dos tiros. El viento es suave y el Vasa se desliza lentamente a lo largo de Skeppsbron y luego a lo largo de los montes meridionales de Södermalm. Algunos marineros advierten que, pese a solo soplar un suave viento, la nave se menea anormalmente desde el inicio.

Poco después una incómoda ráfaga de viento llega al Vasa y este se inclina excesivamente. La mayor parte de la carga, que no esta bien atada, se desplaza al otro lado del buque aumentando dramáticamente la escora. El agua empieza a entrar por las troneras de la linea inferior de cañones que iban abiertas. La acumulación de agua en la bodega precipita y hace inevitable el hundimiento.

En poco tiempo la estampa del glorioso buque deja paso a otra de aguas removidas sobre las que flotan gran cantidad de enseres y bracean unas cien personas. Otros cincuenta marineros acompañan al Vasa en su viaje a las profundidades.

Pronto circuló el rumor de que espías polacos habrían alterado el diseño para sabotear la construción del buque. Otra versión apuntaba a una negligencia de los constructores que tuvieron enfrentarse, junto al capitán y al almirante a un sonado juicio, menos de un mes después del naufragio.

El tribunal acabó dictaminando que, la razón fundamental del naufragio fue que la embarcación era demasiado alta con respecto a su manga y su centro de gravedad era excesivamente alto. Pese a ello los constuctores fueron absueltos ya que la construcción del navío en sí misma fue correcta. Los planos del Vasa se modificaron una vez comenzado el trabajo. Fueron las modificaciones introducidas por indicación del rey las que alteraron las características del buque convirtiéndolo en inadecuado para la navegación. Gustavo Adolfo II quería el mayor buque de guerra de la época, con más cañones de lo habitual a bordo. Así que se construyó con una superestructura muy alta, con dos cubiertas para cañones pesados. El fondo del buque se llenó con piedras a modo de lastre para mantener la estabilidad en el agua. Sin embargo, en una época donde no se realizaban cálculos exactos y se construía basándose en la experiencia, el Vasa resultó demasiado pesado en la parte superior, y el lastre empleado no fue suficiente. Además la urgencia del rey en ver la nave botada con fines propagandísticos hizo que las tradicionales pruebas de estabilidad fueran abortadas por el Almirante de la flota sin haber finalizado.

El Vasa fue recuperado en 1961 después de varios años de preparación de una compleja operacíón de reflote. El barco permanecía, pese a haber estado más de 300 años sumergido, en muy buen estado debido entre otros factores a la escasa salinidad de esta parte del Mar Báltico, que impide que existan teredos o bromas, moluscos capaces de carcomer y degradar la madera en el mar.

Junto con el Vasa se recuperaron cerca de 14.000 objetos de todo tipo, incluidas 700 esculturas, que se conservaron individualmente y luego se volvieron a reunir en su ubicación original en el buque. La tarea fue como resolver un gigantesco rompecabezas.

Para afrontar la la verdadera batalla del Vasa, la lucha contra la degradación al aire, se construyó, muy cerca de los lugares de construcción y naufragio, un edificio para albergar el buque y que sirviera de museo: el Vasamuseet.

Pese a haber sido un gran fracaso, el Vasa es el único barco del siglo XVII que ha sobrevivido hasta nuestros días. Con más del 95% de su estructura original y sus cientos de esculturas talladas, el Vasa es un tesoro artístico, casi una catedral en madera, y uno de los monumentos turísticos más visitados del mundo.

Para saber más: Una página permite recorrer todos los detalles del barco: Érase una vez el Vasa.

Visto en: Vasamuseet - Djurgarden - Estocolmo (Suecia)

BSO: Drunken Sailor - Robert Shaw Chorus.
Una de las más tradicionales canciones marineras inglesas en una impresionante versión.

11 comentarios:

  1. Como me ha gustado.
    Amio quiero más historias de estas.
    Como me derrito en las fotos del enlace, los tallados del exterior del barco son de pura artesanía.
    Y el interior lo bien que se conserva a pesar de haber estado sumergido.
    Gracias.

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  2. Nuevamente sorprendido y nuevamente gracias por el regalo.
    Saludos compañero.

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  3. No es la primera vez que un corrimiento de carga hunda un buque.

    Gracias Amio, me encantan las historias de los barcos.

    Besucos.

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  4. ¡Qué locura! La historia me parece impresionante y la canción en la versión elegida también.
    ¡Qué interesante!
    Gracias, Amio Cajander.

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  5. De cualquier modo, buen título: el más admirado de los fracasos.

    Nunca se sabe qué va a ser qué.

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  6. He aprendido hoy otra cosa, pero sobretodo lo he disfrutado, es una historia deliciosa. Buena entrada Amio.

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  7. El barco permanecía, pese a los más de 300 años de en muy buen estado. Claro, si estaba sin estrenar... ;)

    Me ha encantado la entrada, Amio.
    Un saludo

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  8. Quién le mandaría al rey meterse donde no lo llamaban.

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  9. Lleva rato llegar a todos los rincones de este post.

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  10. @Josete: Me alegro que te guste... tengo de quien aprender... pero no tengo demasiado tiempo para hacer muchas así... si supieras las que tengo empezadas...
    @fermin: Saludos fermin.

    @Anjanuca: si, pero esta vez, además del corrimiento, había un diseño defectuoso y, contra toda costumbre en un viaje inaugural de prueba, llevar las troneras abiertas.

    @Anderea: Gracias a ti. Tu lo has dicho: "Nunca se sabe qué va a ser qué" y por eso estas historias de barcos (incluyo la del Galatea) historias de gloria, caída y auge son buenas enseñanzas vitales...

    @Dean: Gracias !!

    @SUSO: Seminuevo se dice... casi kilómetro cero :-)

    @Logio: pues imagínate en el museo (que por cierto no tiene el tejado verde)

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  11. @Juan Nadie: pues por muy desastrosa que fuera su intervención sin embargo tenía mucho sentido

    Hasta ese momento los cañones de los barcos, de poco calibre y poco alcance, se empleaban para causar daños puntuales en los buques, para preparar el abordaje y la captura del barco.

    El rey (y algunos asesores supongo) consideraron que equipando el barco con más cañones, más potentes y precisos, y por tanto sustituyendo el abordaje por un hundimiento sin contemplaciones, era posible obtener la supremacía en el Báltico.

    Pagaron la falta de experiencia pero pusieron un hito que en el final de ese siglo y el siguiente se convirtió en un estandar, dos, tres y hasta cuatro cubiertas de cañones y grandes batallas marinas.

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