Recorría Roma, casi al límite de un síndrome de Stendhal. Contemplaba lo que un día fueron maravillas, impresionantes obras de dimensiones colosales, ahora reducidas a montones de piedras, meros vestigios que a duras penas conseguían dar algunas pistas sobre su pasado glorioso.
No era capaz de comprender que fue lo que hizo que todo aquello, diseñado para una pretendida eternidad en la capital del mundo de entonces, se viniera abajo en algún momento.
Poco sospechaba que el día siguiente iba a proporcionarme una terrible demostración de todo ello.
Y mientras todas las pantallas del mundo emitían las mismas imágenes no podía quitarme de la cabeza una estrofa de Battiato:
Vivo alla fine dell'Impero Romano // Vivo al final del Imperio Romano
in un giardino di ciliege // en un jardín de cerezos
che spruzzano il loro succo // que rocían su zumo
sulla mia faccia slavata. // sobre mi cara lavada
in un giardino di ciliege // en un jardín de cerezos
che spruzzano il loro succo // que rocían su zumo
sulla mia faccia slavata. // sobre mi cara lavada
Visto en: El Foro Romano en 2001
BSO: Decline and Fall of the Roman Empire – Decadencia y Caída del Imperio Romano – Franco Battiato
Nota: El magnífico post de Justine "11 S" hizo que recuperara esto del fondo de mi lista de borradores.
Gracias!!
Impresiona ver que aun puede seguir en pie.
ResponderEliminarGenial Franco Battiato
Un abrazo Amio
Es igual cómo sucedan las cosas. Nada es eterno. Y menos la eternidad.
ResponderEliminarPero tu... ¿no estabas en la sierra de Madrid?, ja, ja.
ResponderEliminarSe me olvidó una pregunta.... que es 10 S?
ResponderEliminarMuy bien expresada la entrada de Justine. Torres más grandes cayeron...
ResponderEliminar¡Buenos días!
qué curioso cómo se nos conectan las experiencias personales con los acontecimientos de la vida y con las experiencias de otros. Un post muy hermoso, Amio. ¡Y muy divertido conocer al hermanito de 11S!
ResponderEliminarRoma será un sueño incumplido, estoy segurisima...
ResponderEliminarno, nada es eterno y algunas cosas son borradas de un plumazo de nuestra vision, pero no de nuestro recuerdo.