Algunas cosas habían ido sucediendo. Las divisones estaban moviendose. Iba a haber una maniobra. Un batallón marchó sobre la colina y paró a descansar junto a la carretera. Habían dejado las trincheras a tres días de marcha hacia el norte y llegaban a una nueva comarca.
Los oficiales sacaron sus mapas; una suave brisa los sacudió; ayer había sido invierno y hoy era primavera; pero una primavera en medio de una desolación tan completa y extensa que solo se sabía de ella por ese suave vientecillo. Segun el calendario, era primeros de marzo pero parecía que el viento soplase desde las puertas del mes de abril.
El comandante del pelotón, sintiendo la suave brisa, olvidó su mapa y comenzó a silbar una melodía que subitamente le trajo el viento desde el pasado. Desde el pasado y desde el Sur le trajo una canción veraniega de gentes sureñas. Casualmente, uno de aquellos que percibieron la melodía la reconoció. Un oficial, que estaba sentado cerca, la había oído cantar en unas vacaciones hacía mucho tiempo en el Sur.
"¿Dónde escuchaste esa música?" preguntó al comandante.
"Oh, muy muy lejos de aquí" respondió el comandante del pelotón.
No recordaba exactamente donde fue donde la había oido, pero le recordaba un día soleado en Francia, una colina oscura de pinares, y un hombre bajando a la tarde de los montes hasta el pueblo, cantando esa canción. Entre el pueblo y la pendiente había huertos en flor. El bajaba cantando un largo camino entre los huertos.
"Oh, muy muy lejos de aqui" musitó.
Por un rato permanecieron en silencio.
"A lo mejor no estaba tan sumamente lejos de aqui" dijo el comandante. "Era en Francia, ahora que me acuerdo, pero era en una parte adorable de Francia, todo montes y huertos. Nada parecido a esto, gracias a Dios" y miró con ojos cansados a la inexpresable desolacion circundante.
"¿Donde era?" dijo el otro.
"En Picardy," dijo.
"¿No estamos ahora en Picardy?" dijo su amigo.
"¿Lo estamos?" dijo.
"No lo se. Los mapas no lo llaman Picardy."
"Era un excelente lugar, de todas maneras" dijo el comandante "Siempre parecía que había una luz maravillosa en las colinas. Una especie de hierba corta crecía en ellas y brillaba con el sol del atardecer. Por enciam había bosques oscuros. Un hombre solía bajar de ellos cantando al ocaso."
Miró cansado a la parda desolación de la maleza. Tan lejos como los dos oficiales alcanzaban a ver no habría otra cosa que pardas malas hierbas y pardos pedazos de alambre de espino. Volvió de la desolada escena a sus recuerdos.
"Él bajaba cantando a través de los huertos hasta el pueblo" dijo "un pintoresco viejo lugar con extraña arquitectura, llamado Ville-en-Bois."
"¿Sabes donde estamos?" dijo el otro.
"No" dijo el comandante del pelotón
"Lo suponía," dijo "¿no deberías haber echado un vistazo al mapa?"
El comandante alisó su mapa y fatigadamente se tomó el tiempo necesario para saber donde era que estaba.
"Dios mío!" dijo "Ville-en-Bois!"
de
Lord Dunsany (Edward John Moreton Drax Plunkett, XVIII Barón de Dunsany)
BSO: Green Fields of France - Los verdes campos de Francia - Dropkick Murphys
El
video
es un buen complemento a este texto.